“Casado con Aquella que es llamada de Espejo de Justicia, padre adoptivo del León de Judá, San José debía ser un modelo de fisionomía sapiencial, de castidad y de fuerza. «
San José era noble en su esencia, es decir, en su propia persona, porque en él encontramos la triple nobleza: fue justo en su alma, alcanzó la dignidad de esposo de la Reina del Cielo y tuvo el oficio de padre nutricio del Hijo de Dios.
Modelo de todas las grandes virtudes, San José fue escogido por Dios para estar a la altura de aquellos con quienes debería convivir. La Iglesia, dotada de sabiduría, lo proclama su Patrón y Patriarca.
Se trata de una paternidad nueva, única y especial, puesto que no procede de la generación según la naturaleza, sino que se funda en un vínculo moral totalmente real. Tan real es esta paternidad singular, como verdadero es el vínculo matrimonial entre María y José.
Están llegando los días en que, bajo el amparo del padre virginal de Jesús, los escogidos de Dios harán grandes proezas a fin de instaurar el Reino de Cristo sobre la tierra.