La palabra evangelio viene de la antigua Grecia, que significaba una buena noticia o también el mensajero que la llevase a alguien. Podemos observar que en la palabra evangelio está contenida otra palabra griega, angelo, igualmente incluida en el idioma español, a través del latín. Tal vocablo hoy designa principalmente a los puros espíritus creados por Dios para servirlo y que, a veces, son destinados por Dios para comunicar sus mensajes a los seres humanos.
En los primeros tiempos de la era Cristiana, el significado de la palabra Evangelio fue dejando de contener la idea de una buena noticia en general, para restringirse a los hechos relacionados con la Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y, sobre todo, a sus enseñanzas. Esa narración constituye realmente la gran noticia que sería proclamada a todos los hombres a lo largo de los siglos, a nivel mundial.
Entre tanto, conviene acentuar que, en un primer momento, después de la gracia de Pentecostés, los Apóstoles comenzaron sus predicaciones de corazón a corazón, es decir, hablaban de aquello que guardaban en sus corazones y su memoria, para el entendimiento y el amor de sus oyentes. Podían ser hechas anotaciones personales, no obstante, las predicaciones de la Buena Nueva se hacían básicamente a través de la palabra oral.
Sólo algunos años más tarde, alrededor del año 40 d.C., San Mateo escribió el primer Evangelio, siendo seguido por San Marcos, San Lucas y San Juan. Todo indica que hubo anteriormente un esquema general de esas narraciones, que fue tomado en cuenta por los evangelistas, a excepción de San Juan.
Alrededor de ese resumen inicial, cada uno de los evangelistas presenta su narración bajo un prisma personal y vuelto hacia un tipo de público, con algunas fuentes de informaciones propias. Así, un mismo episodio puede venir narrado en varios de los Evangelios, pero con detalles diferentes que completan la visión general.
Símbolos de los evangelistas previstos por el profeta Ezequiel.
Se aplican a los evangelistas las características de los cuatro personajes que el profeta Ezequiel (VI a.C.), contempló en una visión, cuando se encontraba en Babilonia, predicando a los judíos que allí vivían en condición de esclavos. En tal visión, cada uno de los personajes presentaba su propio tipo de rostro: de hombre, de león, de toro y de águila. (Ez. 1, 10)
En los primeros siglos de la Iglesia, tales símbolos fueron atribuidos a cada uno de los evangelistas, en función del contenido de las primeras palabras de su Evangelio.
Los evangelistas.
1. San Mateo Representado teniendo junto a sí un ángel o un hombre, porque abre su Evangelio refiriéndose a los antepasados humanos de Cristo.
Mateo ejercía la función de cobrador de impuestos, antes que recibiese personalmente del Divino Maestro el llamado para seguirlo.
2. San Marcos tiene junto a sí un león porque abre su Evangelio haciendo referencia a San Juan Bautista, como la voz que clama en el desierto.
San Marcos no hace parte de los doce primeros apóstoles de Jesús. Fue bautizado posteriormente por San Pedro, a quien acompañó en el viaje a Roma y en su estadía allí.
La madre de Marcos se llamaba María, en cuya casa en Jerusalén se reunían los cristianos, después de la ascensión del Señor.
Su narración se basa en lo que oyó de San Pedro, siendo el menos extenso de los Evangelios, concebido en un estilo simple y uniforme.
Como se dirigía en especial a los paganos que residían en Roma, San Marcos presenta a Jesús como Hijo de Dios y dominador de las fuerzas infernales, y no como el Mesías esperado por los judíos.
3. San Lucas Simbolizado por un buey, San Lucas inicia su Evangelio con la narración del sacrificio ofrecido por Zacarías en el templo.
Lucas era médico, griego de nacimiento. No hizo parte del colegio apostólico, habiendo recibido el Bautismo cerca del año 50 d.C. Fue discípulo de San Pablo, a quien acompañó en diversos viajes, inclusive durante su prisión en
Roma.
4. San Juan Simbolizado por un águila, San Juan abre su Evangelio definiendo, como en un alto vuelo, la Encarnación de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad: “En el principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios”.
Juan era el más joven de los Apóstoles, redactó su Evangelio cerca del año 70 d.C. y comienza proclamando a Jesús como la Palabra de Dios, existente desde toda la eternidad, y que se encarna para revelar el Padre a los hombres.
Los Evangelios sinópticos.
Los Evangelios de San Mateo, San Marcos y San Lucas son llamados de sinópticos. La palabra griega synopse significa síntesis o resumen de una obra, que da una idea de su conjunto.
Se aplica a estos tres Evangelios, porque tienen en común el mismo marco general, o sea, si fuesen dispuestos los contenidos de esos Evangelios en columnas, se notan fácilmente sus semejanzas. Los textos no son idénticos pero siguen un mismo esquema general.
El Evangelio de San Juan no está comprendido en este cuadro sinóptico, pues adopta un esquema enteramente original, el cual focaliza de modo más profundo los aspectos doctrinarios de las enseñanzas de Cristo.
P. Colombo Nunes Pires, EP