Historia y Creación, María Santísima

Presentación del Señor

Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María y José llevaron al Niño al Templo, a fin de presentarlo al Señor, según la ley de Moisés.

Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María y José llevaron al Niño al Templo, a fin de presentarlo al Señor, según la ley de Moisés (Cf. Ex 13, 11-13).

María, como Cristo, quiso cumplir hasta la última tilde de la ley; por eso se acerca al templo para cumplir con todos las obligaciones que exigía la ley a la mujer que había dado a luz su primogénito.

Esta fiesta cierra las solemnidades de la Encarnación y se conmemora la Presentación del Señor como ley, donde también presenciamos el Encuentro con Simeón y Ana (encuentro del Señor con su pueblo), y la Purificación ritual de la Virgen María.

La fiesta de este día comprende dos de los grandes misterios: la Purificación de la Santísima Virgen y la Presentación de Jesucristo en el Templo. Y se celebra con la fiesta de las Candelas.

En esta fiesta se dan la mano la humildad de María y el amor a la misión de Cristo. OjalÔ aprendamos en este día estos dos aspectos tan bellos: la humildad y el sentido de la consagración, como ofrecimiento permanente a Dios.

Humildad que es actitud filial en manos de Dios, reconocimiento de nuestra pequeñez y miseria. Humildad que es mansedumbre en nuestras relaciones con el prójimo, que es servicialidad, que es desprendimiento propio.

Debemos recordarnos la decisión de cumplir la voluntad de Dios con Espíritu de humildad: somos criaturas de Dios y nuestra santificación depende de la perfección con que cumplamos su santa voluntad. (Cfr 1Ts 4, 3).

Significado de la purificación y presentación del Señor

MoisƩs

Moisés - Catedral de la Asunción de María Santísima - Guadalajara - México

Cuando el Señor dio la ley a su pueblo, ordenó que las mujeres, por algún tiempo después del parto, se abstuviesen de entrar en el templo, y de tocar cosa alguna de las que fuesen consagradas al culto.

Este tiempo se limitó a cuarenta días siendo hijo varón, y a ochenta siendo hija, con la obligación de que, pasado este respectivo término, la madre se presentase en el templo y ofreciese al Señor en holocausto un tierno corderillo en acción de gracias por su feliz alumbramiento, y un pichón ó una tórtola para expiación del pecado, es decir, de la impureza legal; pero que, si fuese pobre, en lugar del corderillo ofreciese otra tórtola ú otro pichón, con los cuales, ofrecidos al Señor por el sacerdote, quedase purificada.

SegĆŗn la Ley de MoisĆ©s, el primer hijo en nacer, el primogĆ©nito, le pertenecĆ­a a Dios. El niƱo debĆ­a ser ā€œrescatadoā€ llevĆ”ndolo al Templo a los 40 dĆ­as de nacido y pagando por Ć©l al Templo con un cordero o, si fuesen pobres, con un par de palomas. La liturgia celebra la presentación de JesĆŗs el 2 de febrero por ser esta fecha 40 dĆ­as despuĆ©s del 25 de diciembre.

Purificación de María:

Como era costumbre, María, su madre, se sometió a la vez al rito de la purificación (Cf. Lev. 12, 6-8).

Sabemos que Cristo fue concebido sin mancha de pecado y que su Madre permanecía Virgen. Por eso, a ella evidentemente no le correspondía esta disposición de la ley. Sin embargo, a los ojos del mundo, le obligaba el mandato. Y entonces, con toda humildad, como María es obediente en todo al Dios de su pueblo, se somete a esta ceremonia tradicional y hace la ofrenda de los pobres: dos palomas.

La madre debĆ­a purificarse en el templo y dejar allĆ­ su ofrenda. DebĆ­a dejar en el templo un cordero y una paloma: el cordero simbolizaba el reconocimiento de la soberanĆ­a de Dios y se ofrendaba en acción de gracias por el feliz nacimiento. El ave se ofrecĆ­a para purificación del pecado…

Consumado el sacrificio, la mujer quedaba limpia de la impureza legal. En el caso de la gente pobre, no se exigía el cordero, sino dos palomas o tórtolas.

ĀæPor quĆ© el ā€œrescateā€ con un cordero o paloma?

Oveja - cordero
Paloma

En algunas de las religiones paganas de aquel tiempo, los padres mataban a sus hijos primogénitos para ofrecerlos a los dioses. Dios enseñó a los judíos que esa prÔctica es una abominación. En vez de matar al niño debían ofrecer un cordero por su rescate.

Un sacerdote recibía a los padres a la puerta del Templo y hacía la oración de presentación.

El encuentro con Simeón y Ana.

Presentación del Señor

Presentación de Jesús en el templo

Al realizar los ritos previstos en el templo, se encuentran con dos personas fuera de lo comĆŗn: Simeón y Ana. Los dos son ancianos de aƱos, pero jóvenes de alma. Son personas sabias y piadosas, llenas del EspĆ­ritu Santo – con otras palabras: profetas.

Forman parte del ā€œresto de Israelā€, es decir, del pequeƱo cĆ­rculo de verdaderos israelitas que estĆ”n aguardando los tiempos mesiĆ”nicos. Son los que siguen confiando con todo su corazón en las promesas sobre el MesĆ­as y que por eso lo estĆ”n esperando con ansias como el gran Salvador de su pueblo.

No es difĆ­cil imaginar el inmenso gozo de estos dos ancianos, que antes de morir pueden ver y tocar al MesĆ­as

Fiesta de la Candelaria Fiesta de la Presentación del Señor, 2 de febrero

ā€œLuz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israelā€ (Lc 2,32).

La procesión con velas nos recuerda que La Virgen da luz a Jesucristo, Luz del Mundo, quien se manifiesta a su pueblo por medio de Simeón y Ana.

La fiesta de la Presentación del Señor, llamada Hypapante por los griegos: Cuarenta días después de Navidad, Jesús fue conducido al Templo por María y José, y lo que podía aparecer como cumplimiento de la ley mosaica era realmente su encuentro con el pueblo creyente y gozoso, manifestÔndose como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel.

Se llevan candelas a bendecir, las cuales simbolizan a JesĆŗs como luz de todos los hombres. Su nombre proviene del verbo latino candere, que significa brillar por su blancura, estar blanco o brillante por el calor (compĆ”rese con ā€œincandescenciaā€), arder, abrasar, se forma en espaƱol la palabra candela; y del griego pyr, que significa fuego (compĆ”rese con ā€œpiraā€), procede la palabra latina purus /pura, que contiene tambiĆ©n la idea de seleccionar, de elegir. Ambos nombres, pues, encierran la sugestiva idea de fuego.

Comentarios

San JosƩ

diciembre 26, 2021

San JosƩ, guardiƔn de los tesoros de Dios.

De la misma manera que Dios constituyó a aquel José, hijo del patriarca Jacob, gobernador de toda la tierra de Egipto, a fin de que no le faltara el sustento a su pueblo, así, cumplida la plenitud del tiempo, cuando iba a mandar a la tierra a su Hijo unigénito, Salvador del mundo, escogió a otro José, del cual el primero era una figura, y lo erigió señor y príncipe de su casa y de sus bienes, y lo eligió como guardiÔn de sus principales tesoros.

En efecto, tuvo por esposa a la Inmaculada Virgen María, de la cual, por obra del Espíritu Santo, nació Nuestro Señor Jesucristo, quien ante los hombres se dignó ser considerado hijo de José, al que estuvo sometido.

Y Aquel a quien tantos reyes y profetas anhelaron ver, este JosĆ© no sólo lo vio, sino que convivió con Ɖl, y con paternal afecto lo abrazó y besó; y ademĆ”s con una solicitud sin igual alimentó a Aquel a quien el pueblo fiel habrĆ­a de comer como pan bajado del Cielo para conseguir la vida eterna.

Por esta sublime dignidad, que Dios confirió a su fidelísimo siervo, la Iglesia ha venerado siempre con sumo honor y alabanza al bienaventurado José, después de la Virgen Madre de Dios, su esposa, e implorado su intercesión en los momentos de dificultad.

San JosƩ, Patrono de la Iglesia.

Ahora bien, ya que en estos tristísimos tiempos la misma Iglesia por todas partes es atacada por sus enemigos, y oprimida por tan graves calamidades que los impíos piensan que finalmente las puertas del infierno han prevalecido contra ella, los venerables obispos de todo el orbe católico dirigieron al Sumo Pontífice sus súplicas y las de los fieles que estÔn bajo su cargo solicitÔndole que se dignara constituir a San José Patrono de la Iglesia Católica.

Y habiendo renovado luego mÔs insistentemente sus peticiones y sus votos en el Sacro Concilio Ecuménico Vaticano, nuestro Santo Padre, el Papa Pío IX, conmovido por la luctuosa situación de los tiempos actuales, poniéndose a sí mismo y a todos los fieles bajo el poderosísimo patrocinio del Santo Patriarca José, quiso satisfacer los votos de los excelentísimos obispos y lo declaró solemnemente Patrón de la Iglesia Católica.

Ā 

Sagrada Congregación de Ritos. Fragmento del Decreto «Quemadmodum Deus», 8/12/1870 ASS 6 (1870), 193-194

Misiones

Parroquia San Andrés Kim - Quito, recibió a la Imagen Peregrina de Nuestra Señora de FÔtima.

marzo 9, 2022

Fieles de la parroquia San AndrƩs Kim, ubicada en el sector de Turubamba al sur de Quito, recibieron la visita de la imagen de Nuestra SeƱora de FƔtima.

El padre Ramiro Rodríguez agradeció a los Caballeros de la Virgen por esta ayuda evangelizadora.

Espiritualidad, Oraciones

Oración compuesta por el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira.

abril 14, 2022

Oh MarĆ­a SantĆ­sima, Madre mĆ­a, Vos encontrabais tanta cosas que decirle a vuestro divino Hijo, cuando Ɖl estaba en vuestro claustro. Ved quĆ© miserias le digo yo… y decidle por mĆ­ aquello que me gustarĆ­a decirle, si conociera lo que Vos le dijisteis cuando Ɖl estaba en vuestro claustro. Habladle por mĆ­, Madre mĆ­a, y decidle todo lo que yo querrĆ­a ser capaz de decir y no lo soy.

Adoradlo como yo querrĆ­a adorarlo y —”oh, dolor!— no soy capaz de hacerlo.
Presentadle actos de Adoradlo como yo querrĆ­a adorarlo y —”oh, dolor!— no soy capaz de hacerlo.

Presentadle actos de reparación por mis pecados y por los del mundo entero, con un ardor que infelizmente no tengo. Madre mía, pedid por mí todo lo que mi alma necesita, todo lo que precisan todos los hombres, para instaurar en la tierra vuestro Reino. Porque, Madre mía, lo que os pido ante todo es el triunfo de vuestro Corazón Sapiencial e Inmaculado y la implantación de vuestro Reino, en mí y sobre todos los hombres. Así sea.

Plinio CorrĆŖa de Oliveira

Santos

El nombre de Santo TomƔs de Aquino es un marco para todos aquellos que buscan la verdad.

enero 29, 2022

La búsqueda de la verdad es tan antigua como el propio hombre, y no hay uno solo entre los seres racionales que no desee poseerla. Por otro lado, la privación de ese excelente bien acaba dando a la colectividad humana un aspecto desfigurado, que se explica por la adhesión a falsas doctrinas o a medias verdades. Nuestra sociedad occidental es un ejemplo de esa profunda carencia que no encuentra en los avances de la técnica, ni en la fugacidad de los vicios una respuesta satisfactoria.

TomƔs de Aquino, un niƱo que buscaba lo Absoluto

Pero al final, ĀæQuĆ© es la verdad? Ɖsta era una de las preguntas que el pequeƱo TomĆ”s de Aquino hacĆ­a en sus tiernos cinco aƱos de edad.

Según una costumbre de la época, su educación fue encomendada a los benedictinos de Monte Carmelo, lugar donde se trasladó. Viendo a un monje cruzar con gravedad y recogimiento los claustros y corredores, tiraba insistentemente de la manga de su hÔbito y le preguntaba:

ā€œĀæQuiĆ©n es Dios?ā€.

 Descontento con la respuesta que, aunque verdadera, no satisfacía enteramente su deseo de saber, esperaba que pasara otro hijo de San Benito y también le preguntaba:

ā€œHermano Mauro, ĀæMe puede explicar quiĆ©n es Dios?ā€

Pero… Ā”quĆ© decepción! De nadie conseguĆ­a la explicación deseada. Ā”Cómo las palabras de los monjes eran inferiores a la idea de Dios que aquel niƱo poseĆ­a en el fondo de su alma!

Santo TomƔs de Aquino - Agnolo Gaddi

Santo TomƔs de Aquino - Agnolo Gaddi

Fue en ese ambiente de oración y serenidad que transcurrió feliz la infancia de Santo TomÔs de Aquino. Nació allÔ por el año de 1225, benjamín de los condes de Aquino, Landolfo y Teodora. Intuyendo para el pequeño un futuro brillante, sus padres le proporcionaron una robusta formación. Mal podían imaginar que él sería uno de los mayores teólogos de la Santa Iglesia Católica y la roca fundamental del edificio de la filosofía cristiana, el punto de convergencia en el cual se reunirían todos los tesoros de la teología hasta entonces acumulados y del que partirían las luces de las futuras explicitaciones.

La vocación puesta a prueba

Roccasecca_Dove_nacque_S.Tommaso_-_panoramio_1611084372

Roccasecca - Ruinas del Catillo de la familia Aquino

Siendo muy joven todavía, Santo TomÔs partió hacia NÔpoles con el fin de estudiar gramÔtica, dialéctica, retórica y filosofía. Las materias mÔs arduas, que cuestan hasta a los espíritus mÔs robustos, no pasaban de ser un simple juguete para él.

Mientras, en ese periodo de su vida, no avanzó menos en santidad de lo que en ciencia. Su entretenimiento era rezar en las diversas iglesias y hacer el bien a los pobres.

Todavía en NÔpoles Dios le manifestó su vocación. Sus padres deseaban verlo benedictino, abad en Montecassino o arzobispo de NÔpoles, sin embargo, el Señor le trazaba un camino bien diferente.

Era en la Orden de los Predicadores, recién fundada por Santo Domingo, donde la gracia habría de tocarle al alma. Santo TomÔs descubrió en los dominicos el carisma con el cual se identificó por completo. Después de largas conversaciones con Fray Juan de San JuliÔn no dudó en ingresar a la Orden y hacerse dominico a los 14 años de edad.

Acostumbra la Providencia Divina fraguar en el crisol de los sufrimientos a las almas que confiere un llamamiento excepcional, y Santo TomÔs no escapó a esta regla.

Cuando su madre supo de su ingreso en los dominicos, se llenó de furia y quiso sacarlo a la fuerza. Huyendo a ParĆ­s, con el objetivo de escapar de la tiranĆ­a materna, el santo doctor fue atrapado por sus hermanos que lo buscaban con todo empeƱo. DespuĆ©s de apalearlo brutalmente, probaron despojarlo de su hĆ”bito religioso. ā€œEs una cosa abominable —dirĆ” despuĆ©s Santo TomĆ”s— querer reclamar al Cielo por un don que de Ć©l recibimosā€.

AsĆ­ capturado, lo llevaron hasta la madre, intentó hacerlo abandonar sus propósitos, en la incapacidad de convencerlo, encargó a sus dos hijas que disuadieran a cualquier precio al hermano ā€œrebeldeā€. Con palabras seductoras, ellas le mostraros las mil ventajas que el mundo le ofrecĆ­a, hasta la de una prometedora carrera eclesiĆ”stica, siempre que renunciase a la Orden Dominica.

El resultado de esta entrevista fue asombroso: una de las hermanas decidió hacerse religiosa y partió hacia el convento de Santa María de Capua, donde vivió santamente y fue abadesa. ”Es la fuerza de la convicción y el poder de persuasión de este hombre de Dios!

Enfrentamiento decisivo

Harta de sus vanos esfuerzos, la familia tomó una medida drÔstica: lo encarceló en la torre del castillo de Roccasecca, con la intención de mantenerlo en ese estado mientras no desistiese de su vocación. En completa soledad, el santo pasó allí casi dos años, que fueron aprovechados en profundizar en las vías de la contemplación y del estudio.

Los frailes dominicos le acompaƱaban espiritualmente a travƩs de oraciones y le enviaban con audacia libros y nuevos hƔbitos que llegaban a sus manos a travƩs de sus hermanos.

Como pasaba el tiempo sin que el joven detenido decayera, sus hermanos —instigados por SatanĆ”s— prepararon un plan execrable: enviaron a la torre a una mujer de malas costumbres para hacerlo caer en pecado.

A pesar de todo, Santo TomÔs hacía mucho que se había fortalecido en la prÔctica de todas las virtudes, y no se dejaría arrastrar. Viendo aproximarse a aquella perversa mujer, cogió del fuego una brasa encendida y con ella se defendió de la infame tentadora, que huyó asustada para salvar su propia piel.

”Insigne victoria contra el enemigo de la salvación! Reconociendo en este episodio la intervención divina, Santo TomÔs trazó con la misma brasa una cruz en la pared, se arrodilló y renovó su promesa de castidad.

Complacidos por este gesto de fidelidad, el SeƱor y su Madre le mandaron un sueƱo durante el cual dos Ć”ngeles le ciƱeron con un cordón celestial, diciendo: ā€œVenimos de parte de Dios a conferirte el don de la virginidad perpetua, que a partir de ahora serĆ” irrevocableĀ».

Nunca mÔs Santo TomÔs sufrió tentación de concupiscencia o de orgullo. El título de Doctor Angélico no le fue dado únicamente por haber transmitido la mÔs alta doctrina, sino también por haberse asemejado en todo a los espíritus purísimos que contemplan la cara de Dios.

El alumno supera al maestro

Ahora con el permiso de los suyos, Santo TomÔs partió para consolidar su formación intelectual en París y Colonia. Se hablaba mucho de la predicación que hacía en esta última ciudad el obispo San Alberto Magno, el mÔs prestigioso maestro de la Orden de los Predicadores.

Santo TomÔs rezó, pidiendo conocerlo y recibir de él las maravillas de la fe, y para alegría suya, fue atendido. Lo que san Alberto Magno no podía imaginar es que aquel humilde fraile, de pocas palabras y de presencia discreta, tuviese una envergadura espiritual tan grande.

Cierto día, cayó en las manos del maestro un texto escrito por su alumno. Admirado por la profundidad del contenido, pidió a Santo TomÔs que expusiera ante la clase aquel tema.

El resultado fue una explicación sorprendente en todo, en la cual los demÔs alumnos comprobaron qué temerario era el juicio peyorativo que hacían de su compañero: él logró explicitar con mÔs riqueza, expresividad y claridad que el propio san Alberto.

De ahƭ en adelante, la vida del Doctor AngƩlico fue una secuencia de sublimes prestados a la sagrada teologƭa y a la filosofƭa.

A los 22 años de edad interpretó con genialidad la obra de Aristóteles; a los 25; junto a San Buenaventura, obtuvo el doctorado en la Universidad de París. Estos dos arquetipos doctrinarios se tenían una recíproca admiración, hasta el punto de disputar afectuosamente, sobre el día que recibirían el título mÔximo, quién sería nombrado primero, cada cual deseando al otro la primacía.

Obra portentosa

Tan vasta es la obra tomista que la simple enumeración de sus escritos ocupa varias pĆ”ginas. Forman un total de casi sesenta grandes obras – entre comentarios, sumas, cuestiones y opĆŗsculos – de las cuales no estĆ” excluida ninguna de las grandes preocupaciones del espĆ­ritu humano.

Su prodigiosa memoria le permitía retener todas las lecturas que hiciera, entre ellas, la Biblia, las obras de los filósofos antiguos y los Padres de la Iglesia. Cada una de las ochenta mil citaciones contenidas en sus escritos brotaron espontÔneamente de su prodigiosa retentiva.

JamÔs precisó leer dos veces el mismo texto. Al serle preguntado cuÔl era el mayor favor sobrenatural que recibiera, después de la gracia santificante, respondió: «Creo que el de haber entendido todo cuanto leí».

En sus obras vemos una increíble agudeza de espíritu, un raro don de formular y una superior capacidad de expresión. Acostumbraba resolver cuatro o cinco problemas al mismo tiempo, dictando a diversos escribanos respuestas definitivas a las cuestiones mÔs oscuras.

No sucumbió al peso de sus conocimientos, sino que, al contrario, los armonizó en un conjunto incomparable que tiene en la Suma Teológica la mÔs brillante manifestación.

Sabiduría y oración

Hablar de las cualidades naturales del Doctor Angélico sin considerar la supremacía de la gracia que resplandecía en su alma sería una deturpación. Fray Reginaldo, su fiel secretario, dice haberlo visto pasar mÔs tiempo a los pies del crucifijo que en medio de los libros.

A fin de obtener luces para solucionar intrincados problemas, el santo doctor hacƭa frecuentes ayunos y penitencias, y no era poco frecuente que el SeƱor le atendiera con revelaciones celestiales.

En cierta ocasión, mientras rezaba fervorosamente pidiendo luces para explicar un pasaje de Isaías, se le aparecieron San Pedro y San Pablo y le esclarecieron todas las dudas.

Recurría también a Jesús Sacramentado. A veces, colocaba la cabeza en el sagrario y rezaba prolongadamente. Aseguró después haber aprendido mÔs de esta forma que en todos los estudios que hiciera. Por su entrañado a amor a la Eucaristía compuso el Pange Lingua y el Lauda Sion para la fiesta del Corpus Christi: obras primas jamÔs superadas.

Un día, estando inmerso en la adoración a Jesús Crucificado, el Señor se dirigió a él con estas palabras:

Escribiste bien sobre Mí, TomÔs. ¿Qué recompensa quieres?

Nada mĆ”s que a Vos, SeƱor – respondió Ć©l.

Una recompensa demasiadamente grande

ADORO TE DEVOTE - Gregoriano | Autor: SantoTomƔs de Aquino

En 1274 Santo TomÔs partió hacia Lyon con el fin de participar del Concilio Ecuménico convocado por el Papa Gregorio X, pero en el camino enfermó gravemente.

Como no había ninguna fundación dominica cercana, fue llevado a la abadía cisterciense de Fossanova, donde falleció el 7 de Marzo, antes de cumplir los 50 años de edad. Sus reliquias fueron transportadas a Toulouse el 28 de Enero de 1369, día en el que la Iglesia Universal celebra su memoria.

Al recibir por última vez la sagrada eucaristía, dijo él:

«Yo recibo el precio del rescate de mi alma, ViÔtico de mi peregrinación, por cuyo amor estudié, vigilé, trabajé, prediqué y enseñé. He escrito tanto y tan frecuentemente, he discutido sobre los misterios de vuestra Ley, oh mi Dios; sabéis que nada deseé enseñar que no hubiese aprendido de Vos.

Si lo que escribĆ­ es verdad, aceptadlo como un homenaje a vuestra infinita majestad; si es falso, perdonad mi ignorancia; consagro todo lo que hice y lo someto al infalible juicio de vuestra Santa Iglesia Romana, en la obediencia a la cual estoy preparado para partir de esta vida.Ā»

Ā”Bello testamento de elevada santidad! La Iglesia no tardó en glorificarlo, elevĆ”ndolo a la gloria de los altares en 1323. En la ceremonia de canonización, el Papa Juan XXII afirmó: ā€œTomĆ”s solo iluminó a la Iglesia mĆ”s que todos los otros doctores.

Tantos son los milagros que hizo como las cuestiones que resolviĆ³ā€. En el Concilio de Trento, las tres obras de referencia puestas sobre la mesa de la asamblea fueron la Biblia, los Hechos Pontificales y la Suma Teológica. Es difĆ­cil explicar lo que la Iglesia debe a este hijo sin par.

En Santo TomĆ”s la Iglesia contempla la realización plena de la oración hecha por el Divino Maestro en los Ćŗltimos momentos que pasó en esta tierra: ā€œHaz que ellos sean completamente tuyos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad. Yo los he enviado al mundo como tĆŗ me enviaste a mĆ­. Por ellos yo me ofrezco enteramente a ti, para que tambiĆ©n ellos se ofrezcan a ti por medio de la verdadā€. (Jn 17, 17-19).

(Revista Heraldos del Evangelio, Enero/2008, n. 73, pag. 32 a 35)

Los Caballeros de la Virgen, constituyen una Asociación Internacional de Derecho Pontificio fundada por Monseñor João ClÔ Dias, EP.
Si desea contactarse con nosotros, envĆ­enos un mensaje.